jueves, 26 de marzo de 2009

Actor. Actriz. Maestro.

Actor.

He visto Escuchando a Gabriel (José Enrique March, 2007), una película que se malogra por una excesiva querencia academicista y por ciertas ansias poéticas, sobre todo en la parte final. Pero todo eso no importa porque en la cinta actúa Antonio Dechent. Soy fan incondicional suyo. De hecho si le he dado varias oportunidades (y siempre he acabado abandonando) a La familia Mata ha sido por él. Dechent podría estar encasillado por su físico y su voz corpulenta, pero su amplio catálogo de registros esquiva cualquier obstáculo que ello pudiera representar y acaba dimensionando su personajes, sea éste un hijo de puta o un padre que quiere devolverle los sueños a su hijo. Parece Dechent un actor de agallas, de impulsos, de sudores, de método personal. Nuestro Buscemi patrio. Pero a la vez tiene ese encanto de los secundarios españoles en blanco y negro como Manuel Gómez Bur o Rafael Alonso. Parece un actor generoso que exprime cada segundo que está en pantalla, mientras espera ese papel por llegar que lo acabe de reivindicar.

Actriz.

He visto Los años desnudos. Clasificada S (Félix Sabroso y Dunia Ayaso, 2008) y por un momento he creído que era una especie de remake de Días de cine (David Serrano, 2007). Sabroso y Ayaso parecían más interesados en reproducir iconográficamente aquellos años, que en profundizar a través del guión. Al final, no importa el período histórico en el que se desarrolla el film y si no fuera por el guiño con Susana Estrada, lo explícito del título o la dedicatoria de la cinta a las actrices del destape, podría ser contemporáneo.

Lo que no ofrece ninguna duda es la interpretación de Goya Toledo. Frente a una intermitente Mar Flores y una repetitiva Candela Peña, Toledo marca perfectamente los tempos de un personaje que se va autodestruyendo sin prisas, pero sin pausas. Creo que es una actriz infravalorada, que camina lastrando, por un lado su belleza y por otro sus amistades. Sin embargo, hay escenas en las que le basta con un gesto, una mirada, una palabra, para definir lo que siente su personaje. En La caja 507, Amores perros, Las 13 rosas, ... ya se pudo disfrutar de ella. Ahora hace lo que puede en la serie Acusados (Telecinco), mientras se acerca cada vez más a recoger el relevo de Victoria Abril.

Maestro.

Ya tengo en casa Pepe Isbert. Mi vida artística. Memorias. Su teatro, su cine, su época. (Nausícaä Ediciones, 2009), la reedición de los recuerdos de este magnífico actor que además inaugura Las Letras de la Filmoteca, colección bajo el techo y amparo de la Filmoteca de Albacete. Publicadas por Bruguera en 1969, estaban, desde hacía bastante tiempo, descatalogadas y parece ser que el empeño de Emilio Gutiérrez Caba ha sido determinante para que volvieran a ver la luz. Prologadas por Javier Cámara y María Isbert, es uno de esos libros que uno teme empezar a leer porque sabe que entonces está más cerca del final. Mientras me decido a hincarle el diente, lo he colocado al lado del volumen que editó el Ayuntamiento de Valencia en 1984, El cine de José Isbert, cuya edición corrió a cargo de Julio Pérez Perucha y en el que colaboraban entre otros, Luis García Berlanga, Ricardo Muñoz Suay, José Luis Guarner o Javier Maqua. Hoy tengo el corazón contento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sorry, pero Goya Toledo me parece totalmente sobreactuada en "Los años desnudos".