domingo, 24 de octubre de 2010

Entrevista a Luis Fayad.


Ya escribí en su día sobre "Testamento de un hombre de negocios" (Mirada Malva), el libro del escritor colombiano Luis Fayad. Así pues, es el momento de que sea él quién tome la palabra y nos aclare varios aspectos sobre la creación del contenido de su obra. 

¿Cuándo nace la idea de "Testamento de un hombre de negocios"?
De la confluencia de muchas sensaciones e impresiones que surgieron de la situación política y social de Colombia y del mundo en los últimos años. De pronto sentí que tenía que escribirla como trabajo literario porque ya me habían llegado el tema, el argumento y las anécdotas, y como asunto personal porque se me acumulaban las impresiones. 

¿Siempre tuviste en mente que fuera una novela dialogada?
Tenía el tema y las ganas de novelarlo pero no sabía cómo, sólo cuando concebí la estructura comencé el trabajo diario. Que yo no fuera el narrador, que cada personaje fuera un narrador en torno al personaje que aparece como principal, aunque todos resultan ser principales porque cada uno toma la palabra. Por eso los diálogos se convierten en narración, cada uno de los personajes es un narrador. 

Una de las cosas que más me llama la atención es como con las primeras líneas de cada capítulo situas perfectamente la acción, el conflicto, los puntos de vista de cada personaje,... ¿Lleva mucho trabajo detrás ese inicio de cada episodio? ¿Reescribiste mucho en ese sentido? 
Fue mi intención, siempre la tengo, que desde la primera línea el lector sepa cuáles son los personajes que dialogaban y cuál es el tema de su conversación. Yo procuro evitar que el lector deba esforzarse por saber cuál es el personaje que aparece en la narración y cuál es el que habla, piensa o actúa. El oficio del lector es otro.  

Otra cosa que me gusta es cómo haces evolucionar a los personajes y cómo esos cambios los va percibiendo el lector sin necesidad que se le de todo masticadito, ¿Hiciste un esquema previo de los personajes y de cual sería el camino que tomarían o fue surgiendo mientras escribías? 
Desde antes de comenzar la novela ya tenía un esquema aproximado de la mayoría de los personajes y mientras la escribía se me ocurría cómo hacerlos evolucionar para dárselos al lector. Muchas cosas se quedan sin escribir pero el escritor las siente aunque las calle, ese es el diálogo con los diversos lectores, ellos deben sentir lo mismo que el escritor aunque las descripciones no estén en la narración, después vendrán los acuerdos y desacuerdos en el significado, y vendrán las divergencias en la interpretación de algo, por ejemplo en la interpretación de la Historia y el papel de los personajes en su proceso, pero no en el argumento o las anécdotas de las que sale.  

La acción transcurre en Colombia y en torno al negocio del narcotráfico, pero tengo la sensación que sería extrapolable a cualquier otro lugar del mundo y negocio ilegal, ¿lo crees así? 
Cierto, quise hacer referencia a todas las partes del mundo y a otros negocios ilegales, para mí hay negocios peores como la trata de seres humanos y el tráfico de armas. Todos los países del mundo se están beneficiando con estos negocios y buscan en quién descargar las culpas, Colombia ha sido calificado el país del narcotráfico pero muchos países distribuyen la producción y se benifician muchísimo más, en realidad todos los países del mundo tienen lo que se llama el lavado de dinero, negocios ficticios que aumentan los ingresos del comercio, y a nadie le parece malo, creo que un gran problema económico del mundo ha surgido por eso, porque a nadie le parece malo.  

La novela ya tiene 6 años (aunque en España se publicó en 2008) y no sé si la has vuelto a releer desde su publicación. En caso afirmativo, ¿cambiarías algo de ella? 
No les cambiaría nada a mis libros ya publicados, quizá pequeñas correcciones idiomáticas y supresión de palabras inútiles, pero en caso de cambiar, prefiero escribir otro libro.  



En mi blog yo aseguraba que el argumento y su desarrollo sería un perfecto punto de partida para una película de Quentin Tarantino. No sé si te interesa su carrera como cineasta y si la comparación (salvando todas vuestras diferencias de estilo) te parece acertada o una aberración. 
La comparación con un hombre tan talentoso para las estructuras como Tarantino me halaga. Pero muchas veces las novelas están llenas de trampas para un trabajo cinematográfico, parecen muy sencillas como base para un guión y después aparecen más tropiezos que facilidades. Se necesita mucha habilidad.  

Por cierto, ¿suele influirte lo que lees, ves y escuchas mientras escribes una novela?. En caso afirmativo, ¿qué libros, películas o discos estuvieron presentes durante la escritura de "Testamento..."? 
Cuando ya tengo resueltas las leyes de la novela, que pueden ser su estructura, la manera de narrarla y el comportamiento de los personajes, nada me influye y todo me ayuda. No sé si haya nuevos libros que estén presentes como una sombra detrás de mí, no puedo nombrar ninguno porque sería injusto con los otros, en cuanto al cine lo considero una de mis grandes diversiones pero también una de mis menores pasiones como ayuda para mi literatura, en cambio la música y la pintura están entre mis grandes estímulos, toda la música, y me hace falta ver pintura y libros con reproducciones.  

Yo diferencio dos partes en la novela. Por un lado, una primera más asfixiante, más ombliguista, que se centra en el negocio y las relaciones familiares; y una segunda (a partir del capítulo 9) en la que es como si abrieras las ventanas a la novela. ¿Compartes mi opinión? ¿Fue intencionada? 
La sentí como está planteada en la pregunta. Me di cuenta de que los últimos capítulos le daban otra vuelta a la novela, el cambio que le hacía falta.  

Esa segunda parte (que para poder comprenderla y degustarla es absolutamente necesaria la primera) que yo digo la componen cuatro maravillosos capítulos. El primero de ellos es casi como un respiro cosmopolita y moderno, en la línea de los mejores Capote o Dorothy Parker que rompe totalmente con la ambientación casi rural que había tenido hasta entonces la novela. ¿Lo planteste así? 
Todo pertenece a un movimiento en la vida mundial de los últimos años. Las últimas décadas están marcadas por las migraciones humanas, en todos los países y por diferentes causas, la política y la situación económica, los estudios y la aventura, de los migrantes unos vuelven y otros no. En esta novela me pareció indispensable esa parte de las sociedades modernas.  

El segundo capítulo de esa segunda parte es un delicioso ejercicio literario, una vuelta de tuerca a la opción del diálogo, entre un personaje muerto y otro vivo. ¿Decidiste romper con cualquier norma en beneficio de la novela? 
Este capítulo me ayudó a aclarar varias partes del argumento y con un recurso que me permitió hacer planteamientos literarios. Partí de un principio que para mí es indispensable, el muerto no viene a contarle a otro personaje los acontecimientos sino a estimularlo a que los descubra, el muerto no viene a cambiar la historia, con su presencia le ayuda a su amigo a hablar, a contar, a aliviar su dolor. Yo tengo prevenciones contra las novelas con personajes que resucitan, no como alegorías, con personajes que vuelven en carne y hueso, uno puede cambiar la realidad pero no ir contra la naturaleza.  

El tercero es un diálogo entre el protagonista y un escritor que va a escribir al vida de su padre. ¿Soy yo que le busco segunda lecturas o es una crítica feroz hacia los profesionales aborregados? 
En esta parte sentí una gran libertad, no sólo en el tono narrativo sino para expresar el sentido, el contenido. En el diálogo, las intervenciones del Escritor son breves, apenas anotaciones, Jacinto (protagonista de la novela) lleva a cabo una especie de monólogo, yo siento que en esta parte hay mucho de autobiográfico en cuanto a mi pensamiento, me sirvió para decir lo que yo creo que piensa un personaje que dirige el negocio, de su comportamiento, que está lejos de juzgar como bueno o malo su origen y su proceso, el propósito era contar esa historia, no juzgarla. Y el Escritor asume la misma posición, él no juzga su propia conducta ni la de la familia de Jacinto, cada uno cumple con su oficio en una sociedad que ha abierto esas posibilidades de trabajo mientras ha cerrado otras.

El capítulo final me parece un bellísimo western crepuscular. ¿Qué tenías en mente cuándo lo escribiste? 
La escritura de este capítulo se me adelantó mientras escribía los últimos. Yo necesitaba un final creíble para la novela y el último capítulo me permitió darle dos finales, uno que aparece como real y se desarrolla en el capítulo del Escritor, y otro que puede llegar a ser real, el que aparece en el sueño de Jacinto conversando con Marcelo. Con el último capítulo se me facilitaron los otros. En la conversación de estos dos personajes pude expresar, como en el capítulo con el Escritor, algunas de mis reflexiones literarias y sociales convertidas en trabajo literario.



Eres colombiano, pero vives en Alemania. Cuéntanos que te llevó allí y como ves la vida cultural de aquel país. 
Yo tengo la impresión de que no sólo soy colombiano sino de que vivo en Colombia. Viajo a menudo a Colombia y cuando no estoy allá mi relación con todo lo que un país puede significar es diaria, de varias maneras y de más de una vez al día. Todos mis libros han sido editados en Colombia aunque se editen afuera, como muchos de mis artículos y otros trabajos literarios. A Alemania viajé por una invitación de un año de la Academia Alemana de Intercambio Cultural, de esto hace muchos años, me quedé todos estos años aquí para aprender el idioma alemán, con la ventaja de que no faltaban los trabajos culturales. Los tiempos han cambiado pero la vida artística de Alemania sigue siendo fuerte, influye en la vida cultural del país.  

Hablemos de tus gustos culturales.
Los gustos por los escritores no varían, se acentúan, se amplían, se pierden por un tiempo y vuelven como algo desconocido. Esa es la ventaja de las relecturas. Creo que los escritores clásicos hacen parte de las preferencias de todos los escritores, y cada uno vuelve a los escritores de su idioma. Los modernos le ayudan a uno a acortar el camino de la investigación. Yo pienso en Clarín, Borges, Rulfo, en realidad lugares comunes pero necesarios en mi caso porque considero que ellos establecieron una nueva manera de narrar en el idioma castellano, lo libraron de fallas de aplicación de palabras sinónimas en una sola frase y de repetición de metáforas con otras palabras, de esa carga que no le agrega nada al sentido y distrae su comprensión. El cine, para mí, es un espectáculo moderno al que le saco gusto cuando no entro en discusiones sobre su categoría dentro de las actividades del arte, creo que es una desviación alabarlo como arte o injuriarlo porque no es su propósito. Esa discusión desvirtúa los propósitos del cine, yo lo disfruto como una actividad humana, como un espectáculo, del cual hoy en día hay grandes logros en todos los países del mundo. Al lado de Tarantino y de los Coen aparecen directores de otras tierras, Tsui Hart, John Woo, Kusturica, de la Iglesia, y muchos de todas partes, algunos de una sola película porque en sus países no hay industria cinematográfica. Y mis gustos por la música se compaginan con todos los ritmos, la música de Colombia y la música clásica, la de cada país y de todas las épocas. Me hacen falta mis bambucos y la tercera sinfonía de Beethoven, las jotas navarras, las antiquísimas melodías chinas, la voz de Elvis Presley y las cuerdas de la cítara. 

"Testamento de un hombre de negocios" es una novela más de tu extensa obra, ¿en qué género te sientes más cómodo?
El tema me da el género. Yo comienzo una novela cuando sé que para el tema es necesaria una novela, y me dedico a un cuento cuando lo veo completo antes de escribirlo. En algunos casos he dejado como cuento algo que creí que iba a ser una novela, pero nunca he alargado las páginas para hacer una novela de lo que debe ser un cuento. También los artículos, sobre todo los que tratan de literatura, son una dedicación constante en mi oficio, muchas veces los publico aunque no me los paguen. 

¿Es muy dificil para un escritor colombiano publicar en España?
Para los que tienen editor es fácil, le entregan cada libro que escriben, los que no tienen editor deben buscarlo para cada libro. 

¿Y en Colombia? ¿Cómo está allí el panorama editorial?
En Colombia no hay editoriales fuertes, hay grupos editoriales que publican libros pero que no tienen el poder de divulgación de una editorial, de una verdadera editorial aunque sea pequeña. Los libros no se distribuyen afuera del país y muchas veces no salen de la ciudad donde se editan. El interés de los lectores es mayor, parece que el lector colombiano cree en el escritor colombiano pero no en el libro editado en Colombia. Pero a mí me parece loable este esfuerzo por editar libros en Colombia, siempre hay beneficios para el escritor.

¿Estas trabajando en alguna novela nueva? ¿Puedes anticipar algo?
Yo siempre estoy escribiendo algo, novela, cuento, artículos o cartas. Dentro de poco, este año, termino una novela. Transcurre en Bogotá. 

(Las fotos de Luis Fayad que se incluyen en la entrevista han sido realizadas por Jorge Mario Múnera y Alejandro Lorente)

martes, 12 de octubre de 2010

Entrevista a Ferran López

Ferran López está detrás de algunas de las portadas de libros más bellas que se han editado en este país. Así, pues, justo será declararle culpable de la fascinación que algunos volúmenes ejercen sobre nosotros cuando entramos en una librería con la sana intención de sólo ojear (o matar un tiempo libre) y salimos cargados con algo de lectura. Él es Responsable de Diseño de las divisiones Comercial y Bolsillo de Random House Mondadori y una persona con un gusto exquisito.

¿Qué sientes cuándo entras en una librería y ves tu trabajo?
Recuerdo que al principio era una mezcla de ilusión y vergüenza muy curiosa, casi  como de adolescente enamorado. Hoy a veces sigo sintiendo esa sensación, pero por lo general mi mirada se ha vuelto mucho más crítica con mis portadas: tengo la impresión de que a muchas les falta o les sobra media hora de trabajo. 

¿Cómo llegaste al diseño de libros?
Podría decirse que dando tumbos. Soy fotógrafo y mi contacto con el diseño gráfico siempre fue a través de la fotografía. Según se mire, éste en Random House Mondadori, ha sido mi primer trabajo (pagado) como grafista.  

Y esos conocimientos de fotografía, ¿qué importancia tienen en tus diseños?
Quizá lo tengo un poco más fácil para encontrar la fotografía o el fotógrafo adecuado. También para imaginar como quedará una imagen después de pasar por el inevitable Photoshop y saber hasta donde se la puede maltratar. 

¿Qué método de trabajo sigues : lees antes el libro, hablas con el autor, alguien te da indicaciones, tienes total libertad?
Sólo en contadas ocasiones leo el libro y en muy pocas hablo directamente con el autor. Sería lo ideal pero resulta imposible. Cada libro tiene su briefing que prepara el editor. Si es necesario puedo pedir un informe de lectura. Cuando voy a ponerme manos a la obra, nos sentamos juntos diseñador, editor y marketing y charlamos sobre lo que queremos comunicar en portada.  

¿Cuándo se trata de un libro de un autor extranjero sueles respetar en algo (aunque sea un guiño) el trabajo original? 
Si consideramos que la portada puede funcionar en nuestro mercado, la adaptamos siendo lo más fieles posibles al original (a veces la traducción del título lo pone realmente difícil), otras nos sirve el concepto que hay detrás de ella, pero no la realización. A  veces la portada extranjera puede servir para saber exactamente por donde no queremos ir. 
  
¿Cuándo el diseño incluye ilustraciones o fotografías, eliges a los autores de las mismas? ¿Les das indicaciones? 
La mayoría de mis diseños parten de fotografías o ilustraciones que ya están hechas pero a veces es necesario hacerlas por encargo y entonces sí, tengo que dar pautas para que el fotógrafo o el ilustrador pueda hacer un trabajo que se ajuste al diseño que hay en marcha. 

¿Ha habido alguna portada que te hayan echado hacia atrás y que tú estuvieras especialmente orgulloso de ella?
¡Bastantes! Cuando ha pasado cierto tiempo algunas ya no parecen tan buenas pero sí que hay unas cuantas que me da pena que se hayan quedado por el camino… hay una para un LeCarré por ahí que... Estoy pensando en abrir una sección en mi web con algunas de ellas.

Todas tus portadas son muy distintas, pero sí subyace cierto estilo personal con dos rasgos comúnes a todos ellas: elegancia y claridad. ¿Son características buscadas? ¿Qué otros adjetivos piensas que pueden definir tu trabajo?
Es difícil eso de adjetivarse. He oído decir bastantes veces que mi trabajo es sobrio y si me descuido puede llegar a ser excesivamente duro.

¿Es el ordenador tu principal herramienta de trabajo? 
Exceptuando algunos esbozos antes de empezar, casi todo mi trabajo nace en el ordenador, pero cada proyecto es diferente y cada vez más intento utilizar distintas técnicas; me armo de pincel, tijeras, plumilla, ..., aunque solo sea como terapia.

Lo normal es que el lector se fije especialmente sólo en la portada, pero como diseñador, ¿qué importancia le das a la contraportada?
En nuestra editorial solemos cuidar mucho la contraportada, el lomo e incluso las solapas, vemos todo el desplegable de la cubierta como un lienzo único. Un buen texto de contra en una contra bien diseñada es fundamental para convencer al posible lector.



¿Qué diferencias encuentras a la hora de diseñar la portada de un libro o de una colección? ¿Qué es más satisfactorio?
Diseñar una colección requiere pensar de un modo más global, en un diseño que tiene que servir para más de un libro y que quizás tenga que mantenerse durante años. Las dos cosas tienen su punto, diseñar una colección te permite ser más reflexivo y te obliga a crear algo más flexible, al diseñar un libro único puedes ser más impulsivo a la vez que certero.  

Hablemos de algunas de las portadas más recientes. Por ejemplo, la de "Hablaré cuando esté muerto" (Anna Jansson) me parece de una precisión  y una sencillez exquisita. Yo no he leído el libro, pero creo que la portada me lo resume perfectamente. ¿Ese debe ser siempre el objetivo de una portada?
Es curioso que empieces hablando de esta portada pues tuvo un parto difícil. Si no recuerdo mal hice al menos 25 propuestas. Resulta fácil querer ser ser demasiado descriptivo, intentar explicar toda la novela en la portada. Es un error. La clave está en transmitir la idea detrás de la historia, mucho mejor: transmitir una emoción que haga que el lector se acerque al libro y lo levante de la mesa de novedades.



La de "Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú yo" (Albert Espinosa) es absolutamente cautivadora con ese protagonsimo de las letras. ¿Cuál era tu intención con ello? ¿El relieve de las mismas fue idea tuya? 
Éste es uno de esos libro que sí me leí (la historia es bastante particular) y de los que me senté con el autor. Albert sugirió la pintura de Llorenç Pons que aparece en portada, la verdad es que le iba muy bien al libro. Con una imagen tan mínimal necesitaba un lettering cañero, tanto al menos como lo era el título. Tracé esta tipografía con tinta y una caña de bambú. Creo que el conjunto quedó potente. En cuanto a los acabados, relieves, barnices, plastificados, etc. sí, normalmente los proponemos los diseñadores.

La de "La casa de los amores imposibles" (Cristina López Barrio) me parece casi darwiniana. Me gusta mucho porque me gustan los libros con ilustraciones de animales. Pero también me gusta cómo queda integrada la imagen de la mujer. Me llama especialmente la atención que a pesar de la cantidad de elementos que la pueblan no queda abigarrada o excesiva, ¿Cómo se consigue eso? 
Ahí el mérito es del ilustrador, Olaf Hajek. Es buenísimo, su obra es pura poesía. En este caso el problema fue encontrar el lugar para el título y la autora, pero al final creo que salí airoso.


En la de "Una dama en juego" (Carla Montero) añades una frase además del título. ¿Eso es decisión tuya? ¿La eliges tú?. La portada me parece casi una ilustración de The New Yorker. ¿De quién es?
Normalmente las frases de portada parten del editor. En nuestra mano queda encontrar donde y como ponerlas. A veces te puedes volver loco. La ilustración de la portada es un recorte de una revista de moda antigua encontrada en un mercadillo. Investigué pero sigo sin saber el autor de la imagen. 

De todas las portadas qué has diseñado, ¿con cuál te quedas y por qué?
Es complicado quedarse con una. Así, a bote pronto me vienen a la cabeza "La casa de los amores imposibles" y "El rey de la mentira". Ambas tienen dos muy buenas imágenes en cubierta y me gusta la solución gráfica para todo el desplegable, como se organiza y fluye la información por ellas. 

¿Tienes que supervisar el trabajo de otros diseñadores?. ¿Cómo se consigue que prevalezca tu criterio sin que tu estilo se imponga al del otro autor?
Cuando recibes el trabajo de un diseñador con el que trabajas como director de arte, habitualmente no tiene nada que ver con lo que uno mismo hubiese hecho. Eso descoloca un poco pero por otro lado es fascinante ver como otro profesional enfoca el proyecto. Podría decirse que la clave está en hacerle llegar a donde tú quieres pero como él quiere. 

Cuándo diseñas, ¿sueles escuchar música?
No siempre me es posible. En la editorial solemos estar en posición multi-tasking y es preciso estar alerta con los cinco sentidos, pero sí, a veces tiro de iPod y me aislo para atacar una portada. Me gusta mucho diseñar oyendo jazz, pero algunas portadas requieren, por ejemplo, unos Clash a todo volumen
.

Un libro que te guste y del que te hubiera gustado diseñar su portada.
"Las uvas de la ira" de Steinbeck.

Un libro que te hubiera gustado diseñar su portada porque te gusta su portada original.
"Rant" de Chuck Palahniuk, la portada que hizo Rodrigo Corral para la edición de Doubleday.

Un escritor, un ilustrador y un fotográfo con los que te gustaría coincidir en un mismo trabajo.
Nicoló Amaniti, Gary Baseman y Graciela Iturbide. Un poco difícil hacer que se lleven bien, ¿no?.

Imagino que debes tener una deformación profesional brutal y entrar en una librería contigo debe ser algo digno de ver, ¿no?.
Supongo que sí, que a más de a uno debo parecerle un enfermo. A veces entro en ellas con el firme propósito de recuperar el placer de ser un mero comprador de libros, pero casi siempre fracaso.

Tienes un blog dónde sueles publicar portadas de otros diseñadores. A mi me han gustado especialmente las de los libros de Bruce Watson (parece un disco de soul) y la de John Waters, ¿con cuáles te quedas tú?
Hay muchas pero si he de quedarme con tres elegiría "Labyrinths", "The Art of Redemption" y "The Mercy Room".

¿Qué le pides a una portada para que te atraiga? 
Algo parecido a la combinación de un susurro en la oreja  y un puñetazo en el estómago.

¿Qué importancia crees que tiene la portada de un libro en el "producto final"? 
Es evidente que la portada se encarga de provocar al lector desde la estantería, que puede ser responsable de un buen número de ventas de impulso, pero no hay que olvidar que, afortunadamente, el máximo responsable del éxito de un libro, es el propio libro.

Se va el más grande.

Siempre he sentido admiración por los actores españoles que se forjaron, formaron y trabajaron en los duros años del franquismo. En mi ilusionario personal, soñaba con algún día realizar una serie documental en que cada uno de ellos fuera protagoonsita de un capítulo. Además de agradecerles así su trabajo y rendirles homenaje, egoistamente buscaba compartir algún minuto con estos genios. Pero aquello nunca lo hice y el tiempo que nunca se detiene, se los ha ido llevando uno detrás de otro. Quedaban pocos y Manuel Alexandre era para mi el más grande. Leer, esta mañana lluviosa, que ya no está, que se ha marchado, que a estas horas debe estar riendo y bebiendo con Fernán Gómez, López Vázquez, Agustín González y tantos otros, me ha llenado de tristeza, pero al tiempo me ha dibujado una pequeña sonrisa. Imagino que esta noche TVE le dedicará algunos minutos póstumos con una simple película de las muchas que rodó y que mañana los diarios aprovecharan su obituario para rendir cuentas con los secundarios de nuestro cine. Para mi será escaso y por desgracia, algo muy repetido en los últimos tiempos.
Grande don Manuel!