Por cuestiones laborales, me fue imposible actualizar el blog la semana pasada y ya aviso que ésta el ritmo también será menor a lo acostumbrado.
Por mi ausencia, no me pude hacer eco de tres desapariciones que de alguna u otra manera han marcado mi vida cultural.
J.D. Salinger es el que más páginas y minutos ha ocupado en los medios de comunicación. Podría contar lo que supuso para mi descubrirle, pero cuando alguien como mi admirado Antonio Muñoz Molina ha escrito esto en El País para que desperdiciar tiempo y palabras.
Emilio Cañil también se nos ha ido. Él fue el creador de Discoplay, el catálogo que junto a Radio 3 me abrió las puertas al apasionante mundo de la música. Recibir mensualmente su catálogo era una fiesta. Miraba y remiraba sus páginas, escudriñaba portadas y títulos de discos y pedía cuando me llegaba el dinero. El primer Lp que compré fue el doble directo de Los Rebeldes. En El Mundano le dedican un homenaje muy merecido.
La tercera perdida fue Pepe Berchi, decano de los libreros de la Cuesta de Moyano de Madrid. No recuerdo ninguna visita a la capital sin que me haya dejado pasar por ese maravilloso paseo lleno de libros. Tengo en la cabeza cada uno de los volumenes que he comprado allí, siempre a un precio justo aunque fueran verdaderas joyitas. También en El País le rinden el merecido reconocimiento.
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