Siento veneración por los desayunos. Cuando viajo, uno de mis momentos más esperados es el buffet libre de los hoteles lleno de frutas, cereales, zumos, café, leche, bolleria, fiambre, alguna fritanga, yoghourts y mil cosas más. Adoro desayunar.
Con este curriculum, quedar prendado ante Desayuno Fanzine era fácil de prever. Un fanzine entregado a tan excelso momento de la vida tenía que ser como los croissants de un estupendo horno de Valencia que acabo de descubrir. Si además cuenta con colaboraciones como las de Francisco Nixon (una vez más certero, directo y costumbrista-pop) o la de Carla Fuentes (con un texto tan casero como debe ser un buen desayuno y una ilustración magnífica), su adquisición bien merecía sair a la calle en una mañana calurosa. Miento, muy calurosa.
Desayuno Fanzine cuestra tres euros y junto a los ya mencionados, hay bonitas creaciones de Rubén Gómez Radioboy, Elena Gallén, Susana López, Luis Manteiga, Ricardo Cavolo (ojo con él) y un ejercicio de pintura automática a cargo de Brianda Fitz James Stuart que no me canso de mirar y mirar.
Espero que no tarde en aparecer el número 2.
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