jueves, 5 de febrero de 2009

Bye bye, baby.



No importa que pasen los años, y vayas descubriendo nuevas propuestas culturales. Aquellas que te marcaron en tu adolescencia, para bien o para mal, te acompañaran siempre. Y además, con cierto halo de mitificación del que es imposible desprenderlos. En mi caso, cuatro grupos forman un poker irrebatible. Son Ramones, The Fleshtones, The Fuzztones y The Cramps. Canciones en cintas o descubiertas en una escucha casual en la radio, bailadas en la intimidad de la habitación, creyendo por un momento que eras uno de ellos y no aquel chico de pelo imposible que llevaba jerseys de cuello alto.

Poco importa que sus carreras no hayan evolucionado. Y que sus temas pudieran casi intercambiarse de álbumes sin que nadie se percatara. Son esos grupos que cuando uno adquiere un nivel adquisitivo que le permite comprar discos, son apartados a un lado. Como si su presencia en algún lugar de la memoria (a modo de ipod intravenoso) anulara la necesidad de tenerlos físicamente. Son esas canciones que te provocan una sonrisa cuando las reconoces en lugares inesperados. Son esas canciones que te recuerdan que una vez tuviste menos de veinte años.

Hoy, por la calle, me he acordado de todo esto cuando he visto un cartel anunciando la próxima visita de The Fuzztones a mi ciudad. Enseguida he pensado en determinadas personas y he sonreído. También me ha llamado la atención la mala calidad de la foto del cartel. He subido a casa, he revisado mi correo y un amigo me informaba en un mail que Lux Interior, el cantante de The Cramps, había muerto. Otra vez he notado que viajaba en el tiempo hacia atrás, y me he visto en mi habitación cuando devoraba cada hoja del Ruta 66 sin conocer aquellos grupos de los que hablaban y me aprendía casi de memoria los pocos discos que podía comprar o conseguir que me dejaran. He vuelto a acordarme de los mismos amigos que hacía unos minutos. Pero esta vez no he sonreído.

No caeré en la sensiblería de hacerles un homenaje en mi casa. Esta tarde no me pondré ningún disco de los Cramps. Bastará con que accioné mi oreja derecha para que Human Fly o su impresionante versión del Surfin' Bird me acompañe por la calle.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jooooder rafa
yo pensé lo mismo cuando vi el cartel
qué tiempos aquellos pero sin nostalgia que éstos también son buenos
vivan los cramps y los fuzztons.
Nunca olvidaré el concierto de gasolinera cuando éramos unos adolescentes imberbes (yo, claro jeje)
ferranet

Anónimo dijo...

donde dije gasolinera quise decir garaje en arena jejejejejeje
ay los años
ferranet