Convivo con una curiosa contradicción. No me gusta el vino, pero cuando compro un disco, un libro o un dvd, no los disfruto al instante. Los guardo en una estantería como si quisiera que con el tiempo ganaran en madurez y sabor.
Hace dos navidades compré en la Librería del Círculo de Bellas Artes de Madrid (donde pasé una hora, entre libros y más libros, deliciosa) Alice Adams de Booth Tarkington, editado de manera recoleta por Ediciones del Viento. Como siempre, antes de adquirirlo le sometí a la gran triple prueba. Me gustaba la portada, me enganchó la primera línea y me sedujo el argumento. Cuando regresé a casa, después de esquivar la tentación de leerlo en el tren, lo acaricié un par de veces y lo metí en la "bodega".
Este verano le llegó su turno. No exagero si digo que se ha convertido en uno de mis libros de cabecera. Y culpa de ello lo tiene, sin duda, la traducción realizada por Miguel Ángel Coll Rodríguez. No tengo suficientes conocimientos de inglés para justificar mi afirmación, pero la deliciosa manera en qué está escrita la versión en castellano, la facilidad con la que te ves trasladado a los años en que se desarrolla la historia, la familiaridad con que uno adopta a los personajes, la espléndida resolución de lo que se intuyen elaborados párrafos literarios del autor sin perder ni un ápice de intensidad narrativa, todo ello y más sensaciones que se van descubriendo al paladear Alice Adams, deben anotarse también en el casillero de Coll Rodríguez.
El libro, como digo, está espléndidamente escrito, te maneja hacia donde quiere, te regala momentos de alegría, te inyecta otros más dramáticos, incluye frases para enmarcar que no desentonan en el discurrir de la narración, y, es sobre todo, una explosión imaginativa, una fiesta de la literatura, una lección de cómo se deben contar las historias. El libro perfecto que un profesor de instituto debería recomendar a su alumnado para que se aficione a leer. Y ochenta años después de su escritura sigue absolutamente vigente todo lo que denuncia de manera irónica.
¿Qué es lo que cuenta? La solución en tu librería más cercana.
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